(12) Despedida de San Francisco


Algo más de tres semanas recorriendo SF y California dan para mucho, por ello iniciamos con margen la despedida de un estado norteamericano que a partir de ahora será diferente para nosotros. 


El adiós comenzó el pasado martes con una jornada de pateo por lugares que nos faltaban por conocer a fondo. Primero, el museo Legión de Honor, aprovechando by the way que cada primer martes de mes la entrada es gratuita. La foto inferior corresponde a la Schiava Turca, magnífica imagen de la ciudad de Parma cedida temporalmente para exponerla aquí y obra de Il Parmigianino.


A diferencia de la colección Hess, fue una sorpresa en positivo. Menudo museo y menuda colección: Una maravilla. No hay de todo, pero sí muchas cosas en pintura, escultura, algo de mobiliario francés (siglo XVII), antigüedades de Egipto y zonas de América (en la foto, Alfonso con un columbario en una exposición temporal de piezas de 4.000 años antes de Cristo). Nos encantó y echamos allí varias de horas. 


El edificio y gran parte de su contenido es una donación de Alma de Bretteville Spreckles, también conocida como la abuela de SF. Y no es para menos ya que convenció a su primer marido para que se lo regalara a la ciudad, incluida una amplia muestra de esculturas de Rodin, muchas de ellas compradas por ella misma directamente al escultor. Una suerte tener una mecenas de ese calibre. La grandma', de origen bastante humilde, pero con muchas cualidades artísticas, medía 1,80 de estatura.


El museo cuenta también con un cuadro de Goya y el de abajo es una obra interesante también de un pintor español, José Jiménez Aranda, Predicación en el Patio de los Naranjos en una Semana Santa de Sevilla (1876). 


Y como despedida, una visión de Venecia de Monet. 


Como está cerrado por obras el Museo de Arte Moderno (MOMA), este acoge una amplia muestra de Matisse, aunque no se podían hacer fotos. Despuès de varias horas, salimos del museo y enfilamos el descenso a la ciudad (está en lo alto de un montecito llamado Lincoln Park) para ver el antiguo cuartel de Presidio. La sorpresa: a nuestro lado, todo tranquilo, cruzó la carretera del parque un zorro. 



No nos imaginábamos que pudiera pasearse por allí, aunque fuera en una zona verde tan amplia.


El antiguo cuartel, llamado Fort Point, se encuentra justo debajo del inicio del Golden Gate,  en su base, y al construir el puente pensaron derruirlo, pero se negó el arquitecto considerando que merecía conservarse. Sin embargo, para llegar a pie hay que dar una gran vuelta de casi dos kilómetros descendiendo la montañita. 



En la fotografía, está delante de Fely y Ana, a lo lejos.


Antes de llegar vimos una curiosa demostración de las medidas de seguridad antiterremotos que se aplican en SF al lado de la foto de un puente de un estado del centro de USA revirado por la acción de un viento huracanado. Ambos modelos se mueven y notas la diferencia de seguridad entre uno y otro. 


El presidio, de entrada gratuita como casi todos los lugares históricos visitados (aunque siempre hay una hucha pidiendo apoyo económico, incluso si cobran) fue construido en 1850 para defender la entrada de la bahía. Para que los cañones quedaran a la altura del agua se rebajó el desmonte del acantilado.


En el mismo lugar, pero con el montículo intacto, los españoles habían construido el fuerte inicial, mucho más modesto. De ahí el nombre de Presidio.


En el interior hay un museo  que revive la vida y la historia de este cuartel, detallado y bien montado. Es uno de los pocos ejemplos de fuerte militar construido en ladrillo en la costa norteamericana.


Situado justo bajo el puente, se tiene una perspectiva diferente de su parte inferior, la que casi nadie ve. 


La dificultad para nosotros es que hacía poco más de 15 grados y un fuerte viento, con una sensación ambiental de frío real junto al mar.


Resulta curioso el dato de que el fuerte se levantó para defender la ciudad, pero ni en la guerra civil ni después en la primera guerra mundial entró en actividad. Desde Presidio nos dirigimos andando al centro de la ciudad por el área litoral. 




Allí se encuentran casas estupendas, y suponemos que carísimas, que aprovechan las vistas al mar.


Lo que parecía un paseo largo se convirtió en extenuante para llegar a la zona de los muelles dedicados ahora al ocio y al comercio cerca de un sitio llamado Fort Mason.


Por medio encontramos una enorme construcción de tintes neoclásicos, que es uno de los pabellones de la exposición internacional que se organizó unos años después del terremoto de 1906 y que se ha mantenido con fines recreativos y de imagen como museo de bellas artes. 



Es enorme.




Y ya el, jueves, despedida total con una comida en un restaurante peculiar: Outerlands, situado a unos cientos de metros de nuestra casa. 



Ya intentamos ir el pasado domingo a un brunch, pero no hubo forma pues estaba lleno. Hoy también, pero esperamos un poco.


Ofrece un menú para desayunos, otro de comidas y un tercero para cenas, incluso un cuarto para el brunch con platos que se salen de lo que conocemos, pero nos encantó y el pan lo hacen ellos. Sellamos el final de nuestra estancia en SF con una botella de vino de Sonoma, incluido en una carta con precios algo subidos de tono.


Después, último paseo por el centro, alguna compra para entretener la tarde y cena frugal en casa antes de irnos pronto a la cama. Última imagen de Union Square desde la terraza de la cafetería en el último piso de los almacenes Macy's.



Hemos dedicado también el día a recoger y limpiar la casa, a fin de que sus dueños se la encuentren mañana en estado de revista. Hemos pedido el taxi a las 7 a.m. para irnos al aeropuerto camino de Filadelfia, donde pasaremos un par de días a fin de hacer ganas para regresar a casa y despistar de paso al jetlag. También les dijimos adiós a nuestros compañeros gatunos: Eartha, la negrita, y Atlas, su compañero siamés, cariñosos y buenos, que nos han entretenido estos días, entre otras cosas intentando evitar que Eartha se fugara. 


Como es habitual con los gatos, se han acostumbrado a nosotros y no parece que echen de menos a sus dueños, a los que recibirán mañana por la noche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aquí podéis contarnos las novedades y mandar dólares, si acaso....