(7) El Colorado tiene un Gran Cañón (On the road 7)


No tenía sentido venir tan lejos y pasar de largo del Gran Cañón del Colorado, y por tanto finalizamos aquí nuestra excursión por la costa oeste.


Es una enorme depresión de 446 kilómetros de longitud, que en su parte principal, la más ancha (hasta 29 km.) y más profunda (llega a 1.600 metros) es la que visitan los turistas.


La dificultad que plantea trasladar la impresión que provoca el GC, inabarcable en imágenes y desde luego con palabras, es insuperable. A diferencia de Bryce, enormemente fotogénico, impresiona en directo pero de tan enorme despista, apabulla. Es realmente inmenso.


Visitamos la ribera sur del GC, la que utiliza la mayoría- Sin embargo entramos por una zona menos frecuentada, la llamada desert view, y fuimos parando en algunos de sus miradores antes de llegar a la zona de acceso controlado. 



A partir de ahí es preciso moverse utilizando los buses del parque nacional. En caso contrario, los miles de visitantes congestionarían la carretera que discurre por su borde. Lo visitan nada menos que 5 millones de turistas cada año.


En uno de los paneles informativos comprobamos que se reconoce que fueron españoles, Vázquez de Coronado y López de Cardenas, los que hace casi 500 años descubrieron esta maravilla de la naturaleza.



En resumidas cuentas, no es más que una vistosa y escarpada garganta excavada por el río Colorado, pero de un tamaño descomunal, grandioso. 



Ha precisado muchos cientos de millones de años para dejarla como está ahora. 
Para verlo con un prisma diferente habíamos reservado plaza en un helicóptero de la compañía dedicada a enseñárselo a los guiris. Se puede hacer desde Las Vegas, más caro dada la distancia, o a un precio más asequible desde el aerodromo  de Tusayan, situado junto al GC. 



Mientras esperábamos, en la tienda de souvenirs Juanma se probó un chaleco de motero yanki  con un pañuelo para la cabeza y trató de meterse en el papel . Por si hay dudas, no los compró.



Los aparatitos tienen seis plazas, aparte del piloto,  y en el rato de espera, mayor de lo previsto debido a un error con los cambios de hora, comprobamos que no descansan. 



Eran seis helicópteros que emplean 30 minutos en el periplo.


Te distribuyen por los asientos según el peso (en el checking tienes forzosamente que pesarte) y no se permiten cambios, algo que Alfonso lamentó dada su escasa apetencia a las alturas y menos desde un asiento de esquina, pero aguantó como un valiente.


Desde el aire se tiene una visión más ajustada de las enormes dimensiones del GC, que en realidad es una suma de cientos de cañones entremezclados.


La prueba es que el Colorado parece desde el aire un río mediano o hasta pequeño , y en realidad es un cauce importante y turbulento con rápidos.


Además de en helicóptero puede visitarse en avioneta, pero pensamos que tenía menos interés y la visibilidad sería más limitada.


Dada la altura de los márgenes del GC, la temperatura no era agobiante aunque hacía calor. Sin embargo, en el fondo es mucho mayor.


Por ello en las excursiones a patita para llegar al río y volver se recomienda no hacerlo en el día, ya que la distancia, el esfuerzo, el calor y las diferencias de altitud pueden provocar problemas a los andarines.


Por lo que a nosotros respecta, la excursión nos encantó y la cara de Ana lo refleja al descender del helicóptero.


Tras el vuelo, estuvimos varias horas viendo el cañón desde distintos miradores. 





También recorrimos el centro de interpretación, donde siguiendo la indicación del cartel, dejamos fuera las pistolas. 
  


Son unos pijoteros estos norteamericanos, total, no pensábamos utilizarlas.... En España nunca nos piden nada parecido.



Aunque no nos cansábamos de empaparnos del cañón, a eso de las seis de la tarde decidimos pensar en marcharnos ya que teníamos una tiradita de kilómetros en coche para iniciar el regreso. 



Hicimos unos 200 kilómetros para que el domingo fueran solo unos 1.000. En el mapa todo está cerca de San Francisco, pero este país es enorme.


Así que sintiéndolo mucho, dijimos adiós a este expositor geológico de los últimos 2.000 millones de años del planeta tierra, que dicen los expertos.


En el trayecto utilizamos un rato la famosa ruta 66 e incluso paramos a tomar algo en un pueblo, Selligman, en un turbio local con el sonoro nombre de Roadkill (carretera asesina).



El tugurio que nos tocó en suerte era un museo retro indescriptible, mezcla de bar, restaurante de carretera, antro y varias cosas más, con un expositor de animales disecados, dólares pegados en las paredes con una palabra escrita por el donante, cuadritos con frases supuestamente chistosas al estilo de el menor que pida una consumición será vendido como esclavo y hasta diríamos que mucha mugre. Limonada en bote para beber, que había que conducir.



Frikilandia total o que somos ya mayores y un punto escrupulosos.


En fin, que lo chequeamos un rato, nos hizo gracia y seguimos la ruta, pero no por la 66 sino por una cómoda autopista.


Más tarde, ya pasadas las 9 llegamos a nuestro motel en una población llamada Kingman, que resultó ser el mejor de la semana. Tras buscar donde cenar a esta hora intempestiva , complicado pues solo había un sitio en toda la ciudad, el famoso Denny's, y eso porque abre las 24 horas, nos fuimos a dormir. Lo curioso es que a pesar de que la temperatura exterior era bastante alta (sobre 30 grados) cenamos con los polares puestos y bien subidita la cremallera y los pañuelos para proteger la garganta....dichoso aire acondicionado.


Al día siguiente, en ruta pronto para darnos un pequeño gran chute de desierto y autopistas californianas para volver a casa, todas gratis y ese día casi congestionadas en muchos tramos.


Así lo sentíamos nosotros, aunque la realidad es que en San Francisco nos esperaba nuestra casa matriz...de vacaciones para iniciar la segunda parte de las ídem.



En esta foto, uno de los numerosos trenes de mercancías, kilométricos que nos encontramos a lo largo del día.


3 comentarios:

  1. Una pasada la Ribera Sacra a lo bestia y sin verde, estos americanos por darse importancia todo lo hacen a lo grande.
    Besos

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  2. Pues a mi el antro me parece estupendo para tomar una cañita y conocer personajes. Sois unos exquisitos!!!

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  3. Ver a papá vestido de motero....no tiene precio!!!!

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