(1) ¡Nos vamos!


Cuando empiezas a acumular encima de una cama libre la ropa del próximo viaje es que algo estupendo, seguramente, está por comenzar. Y este año no puede ser menos ya que después de recibir un buen número de ofertas en nuestra página de intercambio de casas, ofertas que llegaron de Canadá, USA, Europa y, no pocas, de España, al final terminamos llegando a un acuerdo con una familia de San Francisco que en muy pocos días estará volando hacia nuestra casa. Son una pareja con dos hijos de ocho años, gemelos, niño y niña. 

Así que los cuatro que hace algo menos de dos años estábamos dando vueltas por el fin del mundo estamos ahora excitados preparando nuestra nueva aventura que pasa, necesariamente, por un vuelo de tropecientas horas (Oporto-Lisboa-Charlotte y de allí a San Francisco). 



Saldremos de Oporto a media mañana del día 16 y llegaremos a dormir, sobre las once de la noche, a San Francisco. Sólo que en España serán las ocho de la mañana...la "vuelta del perro", que decían en Ushuaia. 

En la vista general de la ciudad de la siguiente foto se puede ver, justo donde está el puntito rojo, la ubicación de la casa, muy próxima a la playa (la misma que sale en la película Blue Jasmine y un pelín brava al modo portugués) y al Golden Gate Park y relativamente cerca del famoso Golden Gate Bridge que se aprecia justo en el extremo superior de la imagen .




Y esta es nuestra calle, bueno, la calle donde vamos a vivir durante las vacaciones, que responde al imaginativo nombre de Avenida 44. Para qué molestarse en buscarle apellidos.....me gustaría ver la cara que ponen al llegar a las corredoiras de nuestro barrio ya que cuando ellos lleguen, también al aeropuerto de Oporto, recogerán nuestro coche del aparcamiento y pondrán rumbo a Vigo.


Por las fotos que tenemos parece que la suya es una casa sencilla pero bastante acogedora.  A pesar de estar en un entorno totalmente urbano tienen gallinas que nos van a proveer de huevos frescos, o éso creemos, a no ser que se asusten de vernos y decidan por su cuenta cortar el aprovisionamiento. 

Este será nuestro intercambio número 22. Son ya un montón de años. Cuando vemos las fotos de todos los viajes que hemos hecho con este sistema, nos parece mentira. Creo que podemos decir sin equivocarnos que los intercambios nos cambiaron la vida y, sobre todo, nos abrieron las puertas del mundo y nos hicieron experimentar el inmenso placer de viajar que es como un virus que cuando se te mete dentro no hay manera de sacárselo de encima. 

Lo cierto es que cuando se habla de intercambios, hay gente que sigue abriendo mucho los ojos con un punto de incredulidad y repelús. Ahora hasta lo proponen los medios de comunicación como una alternativa a la crisis, lo cual a estas alturas nos da un poco de risa. Es verdad que no muchos están por la labor de que alguien invada su sacrosanta intimidad y, mucho menos, que duerma en su cama.

Hace ya tiempo escribimos un diario sobre los primeros intercambios. Falta completarlo ya que se refiere sólo a los que hicimos entre 1990 y 1998, cuando todo era más difícil ya que no había internet. Ahí contamos simplemente nuestras vivencias y el resultado. Aunque un poco prolijo está a la derecha del blog para quien desee echarle un vistazo y comprender un poco más la esencia de este sistema. El caso es que el balance es positivo a un 99%.

Anda que no llovió desde la primera casa de intercambio (1990) en Blackenberg, al norte de Bélgica, muy cerca de Brujas. Años después, cuando alguno bajó de peso y ya las niñas de la foto andan a su aire por el mundo, aquí seguimos.


El último intercambio, 2013, fue urbano, en un lugar fascinante como Berlín y en un piso de esta casa en Kreuzberg, muy cómodo, que nos permitió hacernos una idea perfecta de la ciudad. Además, aprovechando que el Pisuerga.....alargamos una semanita para visitar un poco de Polonia, por nuestra cuenta.


Aunque durante tres años hicimos otros viajes diferentes y por nuestra cuenta a Japón, Tailandia y Argentina, que salieron muy bien, recordamos con cariño el anterior intercambio que nos llevó en el 2009 a una casita de madera en las montañas de Eslovenia. 



Conocimos un país del que poco sabíamos y que nos encantó y también a una familia magnífica, los Tuma, que nos fueron a buscar al aeropuerto, nos invitaron a una exquisita cena en la casa y acto seguido, ya casi de noche, emprendieron viaje por carretera hacia Vigo mientras nosotros nos quedábamos en la suya recogiendo los platos....

Otra casa en el entorno rural de Los Vosgos nos permitió hace ya años, conocer esta parte de Francia, la Lorena y su vecina Alsacia. El caso es que, en pleno agosto, tuvimos que poner la chimenea.


La maravillosa casita del centro histórico de Venecia nos permitió vivir en el entorno de los verdaderos venecianos, que también los hay aunque no lo parezca entre tanto guiri. Hablan un dialecto propio, mezcla de italiano y croata.



Salir todas las noches después de cenar andando a comprar un helado a la plaza de San Marcos y a comprobar cómo pescan sepia en la laguna no tiene precio. 

En el centro de Viena, muy cerca del palacio de Sissi, disfrutamos de un apartamento situado junto a otros 60 en lo que antiguamente había sido una fábrica de ataúdes. Muchos años y varios premios de arquitectura después se había convertido en un conjunto residencial muy alternativo con zonas comunes de lavandería, actividades y, lo más flipante, una Casa de Baño con spa (piscina, sauna, jacuzzi, baño turco...etc) nudista. Sólo tenías que salir de casa con el albornoz. Una gozada.


 La casa de Sevilla, en un intercambio de Semana Santa, era muy curiosa, específicamente pensada para aportar fresco y corrientes en la calorina del verano. Lo mejor, que fuimos adoptados por la familia de nuestros intercambiadores y vivimos la Semana Santa en vivo y en directo, incluído un balcón para ver pasar la Macarena.



La casa de abajo estaba en Sorunda, a unos kilómetros de Estocolmo y databa del siglo XIX, como todos los muebles y hasta la ropa de cama. Increíble. La señora de la casa trabajaba en un museo y nos dejó entradas para todos los de la capital. Cenamos un día con la madre del dueño, una anciana encantadora, americana, y nos contó que conoció al que fue su marido, húngaro y judío, en un campo de refugiados de la segunda guerra mundial. No tenían ningún idioma en común pero vivieron felices hasta que murió y, durante algunos años, en España. Se hizo en coche los 150 quilómetros que había desde su casa a la nuestra para dejarnos un delicado regalo: un cuenco de cristal de Kosta Boda. Impagable.


En Alkmaar, una ciudad cercana a Amsterdam donde todas las semanas se celebraba una feria del queso, utilizamos mucho el vehículo por excelencia, la bicicleta, aunque nos adelantaban hasta las viejas. Y es que nacen con el culo pegado a un sillín...


Estuvimos en York y recorrimos toda la zona a fondo, visitando impresionantes abadías en ruínas y una bahía que responde al sugestivo nombre de Robin Hood Bay, también el castillo que sale en la serie Retorno a Brideshead (Howard) y en Cumbres Borrascosas y en la casa de las hermanas Brönte (Bradford). En la casa había un conejo con el que no nos encariñamos y conseguimos cargarnos cinco peces que repusimos por otros nuevos para que los niños no los echaran de menos a la vuelta. Todavía no sabemos qué es lo que hicimos mal.


El intercambio con Toronto (más bien en una ciudad próxima, Brampton) nos permitió conocer las cataratas del Niágara y Montreal y, también, el hospital de Brampton y la sanidad canadiense, cuarta más cuarta menos como la española, aunque antes de que te echaran un vistazo había que pagar 250 dólares por la consulta. Una noche, en el puerto, la grúa se llevó el coche y no sabíamos ni la matrícula ni dónde se lo habían llevado en esa inmensa ciudad de cinco millones de habitantes y 50 por 40 kilómetros. Una situación un poco estresante pero educativa.


En Tampere nos bañamos en los lagos y aprovechando que el Pisuerga siempre pasa....nos acercamos al círculo polar ártico y a San Petersburgo que más o menos quedaban de paso...


Y hubo muchos más: Londres, París, Provenza Klagenfurt, Toscana, los lagos del norte de Italia... Lo importante es que crecimos (y no hay más que fijarse en las fotos) cronológica y personalmente con el paso de los años y los muchos viajes y de momento no se nos ocurre nada mejor que seguir dándole vueltas al planeta sin un objetivo claro, fuera de tener una visión más amplia y generosa de lo pequeños que somos. Mientras el cuerpo aguante.

Así las cosas, nuestros planes para los próximos días son amplios: llegar, instalarnos, cogerle el pulso a la ciudad durante tres días y salir, el domingo día 20, por la Big Sur, o la carretera de la costa, hacia San Luis Obispo y Santa Mónica, en Los Angeles. El camino nos llevará a Las Vegas, varios parques nacionales y el Gran Cañón, para volver por la ruta 66 de nuevo a casa después de una semana. Al poco de llegar y después de un par de días de descanso saldremos hacia el parque nacional Yosemite donde pasaremos una noche. Y hasta el día 8 de agosto, seguiremos por la zona de San Francisco y alrededores (Carmel, Monterrey, Napa Valley...). A la vuelta, aprovechando que el avión hace parada en Filadelfia, nos quedamos allí dos noches. En fin, que todo tiene muy buena pinta y muy apetecible. Seguiremos contando cosas...si tenemos tiempo. 


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